Lo cual es completamente contradictorio, ya que estamos en una sociedad en la que hay muchísimos programas de ayuda social para todo tipo de minusválidos, ya sea para mejorar las infraestructuras para que les sea más fácil adaptarse a ellas, ayudando a valerse por sí mismos a los que tienen retraso mental... Y todo esto está bien visto.
Quien da todo esta ayuda o es simpatizante a ello, es porque cree que eso merece la pena, porque aun sabiendo que esas personas no tienen las mismas oportunidades que nosotros, pueden aprovechar lo que tienen y ser felices con ello. Quienes están en este tipo de voluntariados describen su experiencia como muy enriquecedora, aprenden a mirar a las personas con otros ojos, son capaces de compartir más con los demás.
¿Por qué iba a ser distinto con el feto? Un feto que presenta discapacidades sean de tipo físico y/o psíquico, pueden llegar también a ser felices. Haced memoria, seguro que conocéis a más de una persona que esté en silla de ruedas, ciega, con síndrome de Down… y si, habrá algunos que sean unos amargados y no sean queridos por sus familiares, pero también hay muchos otros que logran convivir perfectamente con su problema y son muy queridos por su familia, son unas personas maravillosas y logran (dentro de sus dificultades) llevar una vida normal y ser incluso capaces de ser mucho más felices que aquellos que no tenemos discapacidades, pues al fin y al cabo, el destino es quien baraja las cartas, pero nosotros somos quienes jugamos esas cartas.
También os paso el link de la entrada en la que hablé de Nick Vujicic, un chico que nació sin extremidades. UNA VIDA SIN LÍMITES
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