El ser humano, en sus inicios, parecía que estaba
destinado a la extinción. Los felinos eran grandes cazadores, había animales
que corrían mucho, las aves volaban, otros trepaban, nadaban…
El hombre, no poseía ninguna de estas hablidades,
además de tener sus sentidos muy poco desarrollados. Sin embargo, tenía
conciencia de sí mismo, de su propia existencia en el mundo que lo rodeaba. Sin
duda había recibido un magnífico regalo, una inteligencia capaz de dar a los
objetos funciones extra de las que habían sido creadas. Con esa inteligencia
era capaz de controlar sus instintos, y poco a poco fue adaptando su entorno a
él, ya que no poseía ninguna de las anteriores habilidades para adaptarse a su
entorno. Era, a diferencia del resto, un animal imperfecto que tenía su propia
libertad para decidir cómo construir su vida y qué sentido quería darle a ella.
Al principio el hombre daba a los objetos las
funciones que asegurasen su supervivencia. Usaba los huesos como arma para
defenderse de otras tribus, lanzas para cazar animales, pieles para protegerse
del frío…, pero luego no solo se preocuparon por la supervivencia, sino que
empezaron a preguntarse por el sentido de la vida; enterraban a los muertos y
aparecieron las religiones, con sus respectivas creencias y formas de vivir la
vida. Las poblaciones fueron creciendo y la necesidad de organizarse, pactar y
comerciar con otras poblaciones se hace evidente.
Es así como surgieron las grandes ciudades, en las que
cada miembro pone sus talentos al servicio de la comunidad, y como bien dijimos
al principio, los animales son seres cuya vida está adaptada a su
entorno, mientras que nosotros no, y debemos autorrealizarnos adaptando nuestro
entorno a nosotros.
De este modo podemos ver ciertas semejanzas entre el
mundo animal y el nuestro.
Las plantas son las que proveen de alimento al resto
de la población y la mantienen con vida, lo mismo sucede con aquellos que
trabajan en las industrias alimentarias, en las pescaderías, carnicerías,
panaderías… Los hongos limpian el medio ambiente comiéndose restos orgánicos;
los basureros trabajan en la limpieza de las calles, al igual que los que están
en los vertederos. Los insectos como las hormigas y otros animales como los
castores trabajan en perfecta sincronía en la construcción de obras, al igual
que los arquitectos y los obreros. Los marineros son como los seres acuáticos,
los pilotos como las aves…
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¡¡Venga esos cinco!! Muy de acuerdo contigo.Saludos
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